Psicóloga ESPECIALIZADA EN AUTISMO EN LA ADULTEZ en Sevilla

Si buscas una psicóloga con experiencia en autismo de diagnóstico tardío en personas adultas, estaré encantada de acompañarte. Puedes escribirme para concertar una cita en Sevilla o de manera online.

Recibir un diagnóstico de autismo en la adultez puede remover muchas cosas: alivio, confusión, preguntas nuevas y la necesidad de reconstruir la propia historia. Esta etapa requiere comprensión, cuidado y herramientas que ayuden a integrar lo vivido desde otra perspectiva. 

AUTISMO EN LA ADULTEZ

RESPUESTAS A PREGUNTAS QUE SIEMPRE HAN ESTADO AHÍ.

Cuando encajar ha significado camuflarse.

¿EN QUÉ PUEDO AYUDARTE?

Cuéntame qué te preocupa, en qué sientes limitaciones o el ámbito en el que quieres que trabajemos para mejorar tu bienestar. Aprenderás estrategias y recursos para que puedas ver cambios y sentirte mejor.

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SIEMPRE HAS SENTIDO QUE VES EL MUNDO DE UNA MANERA DISTINTA

Tal vez siempre has sentido que hay algo en la manera en la que te relacionas con las personas que no termina de encajar. Las conversaciones pueden ser un desafío, llenas de normas no escritas que los demás parecen comprender sin esfuerzo. Te esfuerzas en interpretar miradas, pausas, cambios de tono, pero aun así hay momentos en los que sientes que te pierdes en la interacción.

Desde la infancia observabas, imitabas, analizabas cada respuesta antes de hablar. Con el tiempo, aprendiste a «pasar por normal», a ensayar expresiones en el espejo, a reprimir gestos, a controlar el entusiasmo por tus intereses para que no que se viesen desde fuera como algo demasiado raro o intenso. Pero lo que para otras personas parece intuitivo, para ti es un esfuerzo constante. Y aunque lo has logrado, ha sido a costa de un enorme desgaste mental.

Quizás siempre has necesitado tiempo a solas después de interacciones sociales, aunque las demás personas parecen recargar energía en compañía. O el ruido, las luces, los tejidos de la ropa o los olores intensos te sobrepasan, aunque nadie más parezca notarlo. Tal vez te han dicho que «exageras» o que eres «demasiado sensible», cuando en realidad es el mundo el que parece estar hecho para otras personas.

Has pasado años tratando de encajar en un entorno que nunca ha terminado de encajar contigo. Y aunque has desarrollado estrategias para adaptarte, la sensación de ser diferente nunca ha desaparecido.

Si alguna vez te has preguntado por qué te sientes así, por qué algunas cosas parecen más fáciles para los demás y por qué el mundo social a veces se siente como un código que no logras descifrar del todo… puede que haya una explicación.

El autismo en la adultez: más allá de los estereotipos

Durante años, el autismo ha sido descrito desde un enfoque limitado, basado en una imagen infantil y masculina que no representa la diversidad real de quienes lo viven. En la adultez, los signos de autismo pueden ser más sutiles y estar enmascarados por años de aprendizaje social y estrategias de compensación.

A menudo, en lugar de comportamientos «visibles», el autismo en adultos se experimenta como:

  • Hipersensibilidad sensorial: Ruidos que parecen insignificantes para otros pueden resultar insoportables. Luces brillantes, etiquetas en la ropa, olores intensos o el simple roce de ciertos tejidos pueden generar una incomodidad extrema. Para muchas personas, la sobrecarga sensorial es una constante que requiere estrategias de regulación, como evitar ciertos espacios, llevar auriculares o buscar texturas más confortables.
  • Dificultades con el lenguaje no verbal y las dinámicas sociales: No siempre es evidente cuándo una conversación ha cambiado de tono, cuándo se espera una determinada respuesta o cuándo se ha dicho algo que ha sido malinterpretado.
  • Los dobles sentidos, el sarcasmo o las indirectas pueden generar confusión, y las normas sociales pueden sentirse arbitrarias e impredecibles.
  • Tendencia a la literalidad: Algunas personas pueden interpretar las palabras de forma estricta y no captar los significados implícitos. Frases como «nos vemos ahora» pueden generar duda si no se especifica un tiempo claro, y expresiones figuradas pueden resultar confusas hasta que se aprenden a base de experiencia.
  • Necesidad de estructura y previsibilidad: La incertidumbre y los cambios de planes pueden generar una sensación de descontrol. Tener rutinas definidas y prever lo que sucederá ayuda a mantener estabilidad mental y emocional, mientras que las interrupciones inesperadas pueden generar ansiedad o malestar.
  • Intereses intensos y profundos: No se trata solo de «gustos», sino de pasiones absorbentes que pueden durar años o cambiar de manera repentina. Sumergirse en un tema específico puede ser una fuente de felicidad y estabilidad, pero también puede generar frustración si no se encuentra un espacio donde compartirlo o si los demás no comprenden su intensidad.
  • Fatiga social: Interactuar con otras personas puede ser agotador, incluso cuando se disfruta. Muchas personas con autismo han aprendido a «actuar» socialmente, regulando su tono de voz, expresiones faciales y lenguaje corporal para cumplir con las normas implícitas. Pero este esfuerzo constante suele generar agotamiento y una necesidad intensa de tiempo a solas para recuperarse.
  • Dificultades en la regulación emocional y sobrecarga sensorial: En un entorno que no ha sido diseñado para la forma en que el cerebro autista procesa la información, es fácil sentirse sobrecargado. Los bloqueos pueden manifestarse como una sensación de parálisis en la que las palabras dejan de salir, el cuerpo se siente desconectado o la mente se satura hasta el punto de necesitar un reseteo.

 

Muchas personas han aprendido a compensar estas dificultades con esfuerzo, observación y adaptación, pero a menudo a costa de un desgaste emocional enorme. Cuando el esfuerzo por encajar es mayor que la capacidad de sostenerlo, aparecen el cansancio, la ansiedad y la sensación de no pertenecer.

Si esto resuena contigo, si alguna vez has sentido que el mundo social es como un código que debes descifrar constantemente, puede que haya una razón detrás de todo esto. El diagnóstico tardío no es una etiqueta limitante. Es una oportunidad para comprender tu historia desde otra perspectiva y dejar de forzarte a ser alguien que no eres.

Valoración de autismo en adultos

El autismo en la adultez a menudo pasa desapercibido debido a estrategias de enmascaramiento o a la falta de información en evaluaciones previas. Si has pasado años sintiéndote diferente sin una explicación clara, este proceso puede ayudarte a comprender mejor tu historia y tu funcionamiento.

¿Cómo funciona la evaluación?

  • Primera consulta para conocer tu historia y los aspectos en los que necesitas claridad.
  • Aplicación de pruebas estructuradas y entrevistas clínicas adaptadas a la adultez.
  • Integración de la información y evaluación diferencial (TDAH, trauma, ansiedad).
  • Redacción del informe con los hallazgos y orientación para los siguientes pasos.
  • Sesión de devolución de resultados para resolver dudas y explorar opciones de apoyo.

El proceso de evaluación es personalizado y se adapta a cada persona, por lo que el coste se determina tras la primera consulta según las necesidades específicas del caso.

No se trata de adaptarse a los demás, sino de entender quién eres

Has pasado años moldeándote para encajar, ajustando cada gesto, cada palabra, cada reacción. Pero ¿qué pasaría si en lugar de adaptarte a los demás, pudieras empezar a comprenderte?

El objetivo aquí no es que aprendas a actuar como se espera, sino que encuentres maneras de vivir tu vida de una forma que realmente tenga sentido para ti.

Cómo abordar este proceso:

Explorar tu historia desde una nueva perspectiva. ¿Cuánto has camuflado sin darte cuenta? ¿Cuáles han sido tus estrategias para encajar y a qué precio?

Identificar los aspectos en los que el autismo impacta más en tu vida diaria. Relaciones, trabajo, sobrecarga sensorial, gestión emocional… cada experiencia es única.

Aprender a manejar la fatiga social y la sobrecarga mental sin sentir culpa. No tienes que forzarte a funcionar al ritmo de los demás a costa de tu bienestar.

Construir estrategias que respeten tu forma de ser. No se trata de cambiarte, sino de encontrar lo que realmente funciona para ti.

Aquí no trabajamos para «corregir» nada ni para enseñarte a encajar mejor. El objetivo no es que parezcas menos autista, sino que entiendas lo que significa para ti y aprendas a moverte por el mundo sin traicionarte en el proceso.

Terapia presencial y Online

Empezar un proceso de terapia puede dar vértigo, pero también puede ser el inicio de un cambio real. Si quieres saber más o dar el primer paso, podemos hablarlo. La terapia debe ajustarse a ti, no al revés. Por eso, puedes realizar las sesiones de manera presencial o online, según lo que mejor encaje con tu día a día.

¿Tienes dudas?

CONSULTA EL APARTADO DE PREGUNTAS FRECUENTES

Para muchas personas, decidir empezar un proceso terapéutico no es fácil. A veces no hay una “crisis”, pero sí una sensación persistente de malestar, bloqueo o confusión. Si sientes que te vendría bien entenderte mejor, aliviar lo que te pesa o tomar decisiones con más claridad, puede que este sea el momento.
No hay una duración exacta, porque cada proceso es único. Algunas personas vienen por una etapa concreta que quieren atravesar con más claridad; otras, porque necesitan revisar aspectos más profundos o prolongados en el tiempo. Lo importante no es la prisa, sino que el acompañamiento tenga sentido para ti.

Generalmente, las sesiones son semanales, especialmente al inicio. A medida que avanza el proceso y según cómo te vayas sintiendo, podemos espaciar los encuentros. Lo hablamos juntas/os y lo vamos adaptando a tu ritmo y a lo que vayas necesitando.

Sí. Todo lo que se trabaja en sesión está protegido por el deber de confidencialidad. Solo en situaciones muy excepcionales que impliquen riesgo grave se contempla la posibilidad de romperla, y siempre se informa antes.

Es una duda muy común. No necesitas tenerlo todo claro antes de empezar. Lo importante es que haya curiosidad por entenderte, por hacer algo diferente. A veces, solo hablar en un espacio seguro ya marca una diferencia. Lo demás lo vamos construyendo juntas/os.

No. Como psicóloga, no prescribo medicación. Si en algún momento considero que puede ser útil valorar ese aspecto, lo comentaremos y podrías acudir a un/a psiquiatra. La decisión siempre será tuya.
El precio de la evaluación depende de las sesiones necesarias y del tipo de herramientas a utilizar. En la primera consulta se define el enfoque de la valoración, y a partir de ahí se estima el número de sesiones y el coste total.
Cada sesión tiene un precio de 60€, y el informe final se abona aparte como parte del proceso de valoración psicológica.
No. Parte de la valoración se realiza entre sesiones a través de pruebas estandarizadas que podrás completar desde casa. Esto permite aprovechar mejor el tiempo en consulta y adaptar el proceso a tu ritmo.
La valoración requiere una exploración completa. Evaluar solo un punto concreto puede llevar a interpretaciones incompletas o erróneas. Es necesario tener una visión global para poder comprender de forma rigurosa lo que está ocurriendo y ofrecer una devolución útil.

Cuando la persona está en proceso terapéutico, si necesita un informe para acreditar que está recibiendo atención psicológica (por ejemplo, para una derivación o para justificar que acude), este documento se facilita sin coste adicional.
Estos informes son descriptivos, reflejan el proceso terapéutico y no incluyen una valoración completa.